Cuando nos proponemos o surge como necesidad, acudir a terapia con el psicólogo o el especialista en salud mental es porque en ese momento deseamos resolver o calmar algún conflicto o problemática que cause un desequilibrio psicológico.
Ya sea que estemos en terapia individual, familiar, de pareja o de grupo, externaremos en todos los procesos emociones, pensamientos, angustia, inquietudes, recuerdos y/o vivencias que nos hacen entrar en conflicto. Dicho esto, en el transcurso de las sesiónes emergen a la par nuestros mecanismos de defensa, los cuales tendrán como objeto proteger a nuestra mente/yo de la ansiedad, depresión, culpa, enojo, tristeza, frustración o recuerdos que nos resulten dolorosos. Así mismo proporcionarán un refugio frente a una situación a la que uno no puede hacer frente por el momento, manteniéndonos así en una "zona de confort psicológica",
EL conflicto psíquico radica en una parte de nosotros que desea el cambio y se esfuerza por avanzar, y la otra que se resiste y pone impedimentos para evitar nuestro progreso. Las resistencias son los obstáculos y mecanismos que inconscientemente creamos para boicotear nuestro propio avance.
Por ejemplo:
Conscientemente podemos decir: "Se me olvidó hacer la tarea de terapia" pero inconscientemente no queremos tocar un tema de la tarea que puede causar dolor emocional, enojo, culpa, ansiedad etc.
Conscientemente podemos decir: "No acudiré a mi sesión por cuestiones laborales o por salir de viaje" pero inconscientemente deseamos no enfrentar nuestra problemática interna.
EJEMPLOS DE RESISTENCIA EN TERAPIA
En la terapia analítica la resistencia puede boicotear el tratamiento y a su vez se reflejará en el consultante llegando tarde, faltando con frecuencia, generando conflictos y desacuerdos con el terapeuta, es decir defendiéndose o justificándose de lo que le parece "injusto", buscando con atención posibles fallas del terapeuta, así como tratando de detectar su conflictiva personal; no aportando material para el análisis o solo material intrascendente al ocultar en forma deliberada o inconsciente el material analítico de importancia, señalando con insistencia que el análisis no funciona, que siguen "igual o peor" y poniendo en duda cualquier posible mejoría. No pagando oportuna y suficientemente las sesiones, acudir menos de 12 sesiones y abandonar el tratamiento porque el analista "no me dio la razón"
o porque "me sentí ofendido".
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